La expansión de la inteligencia artificial (IA) dejó de ser una promesa tecnológica para convertirse en una realidad que modifica la manera de producir, decidir y trabajar. En Argentina, más del 70% de las empresas ya incorpora herramientas de IA en distintos niveles, marcando un cambio estructural en el mercado laboral.
Aunque la automatización avanza, no se prevé que la tecnología reemplace por completo al trabajo humano. Por el contrario, se consolida un modelo híbrido donde personas y sistemas inteligentes conviven en los espacios laborales, combinando capacidades técnicas con habilidades humanas.
Nuevas habilidades y perfiles laborales
Entre los perfiles más buscados para los próximos años se destacan los especialistas en inteligencia artificial, analistas de datos y expertos en ciberseguridad.
Sin embargo, el cambio no se limita a los empleos tecnológicos: se valoran cada vez más las habilidades blandas, como el pensamiento crítico, la comunicación efectiva, el liderazgo y la capacidad de adaptación.
La empleabilidad ya no dependerá de una única profesión, sino de la posibilidad de aprender y readaptarse a nuevos entornos laborales. El conocimiento técnico será importante, pero la clave estará en la flexibilidad y la formación continua.
Educación y reconversión laboral
El impacto positivo de la IA dependerá del nivel de capacitación de los trabajadores. Las empresas comienzan a considerar la formación digital como una inversión estratégica, indispensable para sostener la productividad y evitar brechas de exclusión.
La educación aparece como el principal puente entre la innovación tecnológica y la inclusión laboral, tanto en el sector privado como en las políticas públicas.
Cambios en sectores clave
En sectores como la logística y las finanzas, la inteligencia artificial ya genera transformaciones profundas. En la logística, la automatización y el análisis de datos optimizan el transporte y la distribución, mientras que en el ámbito financiero los sistemas inteligentes reemplazan tareas repetitivas y potencian la eficiencia operativa.
Este proceso no necesariamente implica una pérdida de empleos, sino una reconfiguración del trabajo: las tareas rutinarias se automatizan, y las personas asumen funciones estratégicas, de gestión o de toma de decisiones.
Un cambio tecnológico y cultural
El avance de la inteligencia artificial exige repensar las políticas laborales y educativas para garantizar que la automatización no profundice las desigualdades. La transformación tecnológica debe ir acompañada de una transformación humana y social, que preserve los derechos laborales y promueva un trabajo digno e inclusivo.
Desde la Unión de Usuarios y Consumidores, reafirmamos la importancia de que los procesos de innovación tecnológica estén guiados por principios de equidad, formación y respeto por los derechos de todas las personas trabajadoras.
